Nunca llegué a sacar el carnet de conducir tacones (de vértigo). Hoy, a estas alturas de la pasarela lo tengo absolutamente descartado. Un día le conté a mi hija que para andar sobre esos zancos sobre los que veíamos subidas a algunas mujeres en la calle era necesario sacarse antes el carnet. Santa mía, no lo puso en duda y, al preguntar en nuestro entorno familiar a las féminas si ellas estaban autorizadas por ese documento legal a calzar taconazos de aguja, propició varias situaciones cómicas. «Mamá no tiene carnet de tacones. ¿Tú sí? Porque si no, no puedes usarlos». Inocencia infantil. L@s niñ@s y su respeto a las normas oficiales. La credibilidad incuestionable de una madre.

Carnet de conducción de tacones.