“En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los cuales no podría vivir. El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta.” Pablo Neruda.
Niñ@s atiborrados a extraescolares y domesticados mediante cansinos e ininterrumpidos deberes disfrutan estos días de libertad condicional. ¡Y juegan! Ohhhh, juegan, sí. Increíble. Porque el niño español de hoy no tiene tiempo para jugar. Su agenda no se lo permite. Menos mal que esa oronda agenda va a garantizarle un próspero futuro profesional y un buen puesto de empleo (según esto escribo se me atragantan las letras). En fin…
Bromas aparte, es preocupante el espacio que jugar, los juegos y juguetes y los jugadores han perdido en la rutina nacional de las familias que proyectan dentro del sistema.
Cuando hasta los gurús del éxito empresarial apelan a metodologías basadas en el juego para armar estrategias innovadoras (véase Lego Serious Play), los sujetos naturales del juego, los niños, se están alejando de la práctica. Los alejan. Los alejamos.
Para estos niños estudiantes, futbolistas, músicos, gimnastas, pintores, bilingües y , en en definitiva, pluriempleados, jugar es un lujo en cuanto pisan Primaria. Por eso estos días se esponjan durante este paréntesis escolar y sueñan con las nenucas, las consolas, las sofisticadas casas y vehículos varios que sus Majestades de Oriente les traerán. La magia de los Reyes Magos.
[Los vástagos cuyos papás han claudicado ante la presión mediática del Gordo Rojo, afortunados, entrenan con el aperitivo lúdico que les han servido la noche del 24 al 25 de diciembre.]
RRMM: Alargando el secreto
Esa emoción única les pertenece, es su patrimonio y no hay madre, padre ni profe taladro que la vaya a fastidiar. Curioso, no parecen los mayores por la labor de aguarles la fiesta. Hummmm…. algun@s ñajos ya están moscas a estas alturas. El momento de desmontar la magia se acerca… El desvelo del secreto, un tajo a la inocencia. Fush fush…. tratemos de retrasar esa revelación (quiénes son en realidad los Reyes) hasta el último minuto.
Dejémosles jugar. Despelotar a las gildas (Barbies, princesas y demás sagas de tipo fino); construir y destruir edificios varios; ejercer de detectives y jugarse la vida sobre la mesa; peinar y maquillar cabezas sin cuerpo; estrenar patines y bici… Y darle a la maquinita, si los padres están por la labor, que en esto hay detractores entre los defensores de los juguetes tradicionales. Amén de que subiendo en la especie videojuego, recordábamos en TERAPIA DIGITAL que una PlayStation no es un juguete.
Haciendo personitas
Los padres y adultos de hoy no seríamos quienes somos sin el tiempo de juego que llevamos en nuestra mochila de aprendizaje. Cada loco recuerda su tema: l@s Barriguitas, las Nancys (todos reciclados y remozados, por cierto, en sus versiones actuales); Misterio, Quién es Quién, Jugar a Vivir y otros tableros disfrutados en el suelo, que es la mejor mesa… Cada generación tiene sus juguetes, que la conforman y construyen. Tiremos de su poso y extendamos su tiempo en nuestras vidas.
“La niñez es la etapa en que todos los hombres son creadores». Juana de Ibarbourou.
Juguemos siempre para conservar nuestra creatividad.
4 comentarios
Muy bien! Estoy de acuerdo con tu artículo, creo que es muy acertado. En mi casa siempre hemos tenido un montón de juguetes por todas partes, los niños juegan y no paran. Así como en muchas casas los padres los juguetes están guardados y hay que pedir permiso, en nuestro piso, aunque es pequeño, jugar es lo más importante!!
Silvia
Claro, Silvia. Opino como tú, la vivienda debe ser «hogar». Y hogar con niños= hogar con juguetes.
¿Qué tipo de juguetes reinan en tu piso? ¿Recuperas también vuestros viejos juguetes de la infancia?
Pues nos encanta que jueguen con juguetes de madera educativos, como los de Janod, Eurekakids… Puzzles, juegos de mesa, bloques de construcción, juguetes de simulación (cocinitas y comida de juguete, garajes y rampas…). Cuando eran más peques teníamos un montón de correpasillos, mantas de esas de actividades y mil juguetes más. La verdad es que yo de pequeña era muy, muy juguetona, quizás es por eso que después de mayor quiero que mis hijos disfruten tanto!!
Y sí, también recupero juguetes de la infancia. Y cuentos! Mis libros de cuando era peque, que me traen un montón de recuerdos :)
Besos! Sílvia
Qué grande es eso de ligar su infancia con la tuya, Silvia, que esos cuentos vuelvan a la vida en sus manos… Además, como son de mamá, o de papá, tienen doble valor. No olvidemos que en esta etapa, nosotros, los padres, somos para ellos ‘los reyes del mambo’, lo merezcamos o no…Yo he rescatado a «Los cinco» de Enid Blyton, mis clásicos de Andersen, ¡los Copito! en papel comic… para ellos.
Jugar: un bien preciado por cuanto escaso, privilegio en tiempos de niños sobrecargados de actividad escolar y de ocio educativo ajeno al juego.