Hay un preciado antídoto contra el bajón extremo, la desesperanza y la depresión que yo llamo «fush-fush». Tenlo siempre a mano como colonia, para noquear los demonios propios, o como ambientador, para espantar los circundantes.
No es fácil de encontrar en el mercado del marketing yuppie-guay.
Es muy custom: no funciona igual con todas las cabezas (caprichosillo). Vamos, que no se trata de un remedio universal, advierto.
Va con los tiempos: es low-cost. Tan low-cost que no cuesta nada (de dinerito).

- Fush-fush en formato spray.
Presentación
Se distribuye en dos formatos: en frasco y en spray.
El primero es para ser consumido a chorro limpio, para estados próximos a «ábreme el balcón, que allá voy». El fush-fush en spray, en cambio, es para batallas interiores más moderadas. Penetra fácilmente y se absorbe y es de lenta liberación. A chorretón es más agresivo; coloca en un plis, pero sus efectos son más efímeros.
Continuar